domingo, 21 de septiembre de 2008

El andinocentrismo cultural y el MASifascismo

El andinocentrismo cultural y el MASifascismo
Por José Luis Claros López

Comprender la acuciante situación de Bolivia es una tarea necesaria para generar propuestas positivas de cambio que permitan construir la nación boliviana sin clases humilladas y con justicia social. Pero al comprender esta situación también comprendemos hasta que punto el “andinocentrismo cultural” de manera violenta y odiosa pretende imponer su voluntad con el pretexto de satisfacer los deseos de una “supuesta mayoría excluida durante todo el periodo republicano”, sin respetar los derechos manifiestos en la actual Constitución Política del Estado respaldados por la absurda política del Destino Manifiesto que pregona el Sr. Chávez simple caudillo del neofascismo en su versión latinoamericana. Es evidente que el Sr. Chávez sueña con ser el poseedor legítimo del ideario social de Bolívar, ¿Pero acaso su movimiento comparte realmente los mismos ideales del libertador? O simplemente utilizan como marketing este conjunto de ideas y conceptos para permanecer abusando del poder, instrumentalizando conceptos como “socialismo del siglo XXI” y “revolución bolivariana”, materializándolos en la corrupción más descarada, convirtiendo a fracciones del pueblo venezolano en dependientes del prebendalista asistencialismo gubernamental a cambio de la doblegacion de su voluntad individual, degradándoles al papel de simples peones de imaginarios batallones, donde el culto al caudillo y el ciego convencimiento que solo existe una verdad, la verdad oficial editada y difundida hasta el cansancio por todos los medios de los que dispone el aparato neofascista que no es otra cosa que una sucia plataforma que integra como una suerte de monstruoso cambalache (intercambio), todo un conjunto de discursos, mensajes y propaganda preparada para simular el sonido de las palabras de la conocida marcha de la Internacional: “arriba los pobres del mundo, de pie los esclavos sin pan, etc., etc.” Pero una cosa es el disfraz de socialistas y otra es la realidad: Que el chavismo es la encarnación del neofascismo en su versión latinoamericana, condición a la que también se adhiere el andinocentrismo cultural y su instrumento político el masifascismo.

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Pero es evidente cual es el papel que desempeña al “andinocentrismo cultural” en este montaje escénico a manera de experimento geopolítico del neofascismo chavista: Es el papel de una simple ficha, un experimento que pretende replicar en Bolivia el sistema ideado por el Sr. Chávez. El andinocentrismo cultural es el nuevo ideologuema adoptado para la instrumentalización del odio como doctrina dirigida a la obtención del poder absoluto, en esa lógica el andinocentrismo cultural aborrece las reglas del sistema democrático, desprecia el discenso, critica constantemente a todos los que se oponen o cuestionan su forma de hacer política como también al estado nación concebido según ellos respetando los cánones liberales.
El andinocentrismo cultural, es la versión siglo 21 de la intolerancia, pregonando una falsa ética moral cuando todos los días practica abiertamente el prebendalismo como mediación estatal, intentando desesperadamente borrar de la memoria de los bolivianos, todo rastro de la existencia de verdades históricas con el objetivo de consolidar una supuesta refundación del estado, sin recordar que “quien niega el pasado está condenado a repetirlo” y eso en un país como el nuestro que no tiene memoria y que sufre de permanente amnesia voluntaria es utilizado por el andinocentrismo cultural que prefirió utilizar el temor por la posibilidad de un inminente conflicto de características y consecuencias inciertas, para presentar a su propuesta política electoral como la única salida posible ante la crisis del país.
De forma tal que nuestra nación agonizante por la asfixia del bloqueo interno fue presa fácil para el renacimiento del odio como doctrina y razón de ser del andinocentrismo cultural y de su instrumento político el masifascismo que impulsaba de forma repetitiva y pública a los movimientos sociales para que la violencia no se terminara hasta conseguir tomar el poder al cual accedieron, porque la sociedad boliviana simplemente debió ceder y claudicar ante su chantaje de proporcionar paz social a cambio de acceder al gobierno nacional.
Comprendemos ahora que el andinocentrismo cultural aprovechó el desgaste de la clase política que gobernó el País por medio de la democracia pactada, desde que los militares decidieron retirarse de forma voluntaria y pacífica del Palacio Quemado, para luego al estilo fascistoide utilizar las reglas de la democracia hasta culminar el recorrido de un río de sangre bordeado con las ruinas y los despojos producidos por el fracaso económico de diversas iniciativas de producción y generación de empleo, que fueron destruidas por el masifascismo porque amenazaron con mejorar la situación de la población boliviana perjudicando los planes y objetivos del andinocentrismo cultural. Pero para el andinocentrismo cultural y el masifascismo una vez alcanzado el poder la democracia se transformaría en poco menos que un estorbo y comenzaron a preparar el reemplazo de la democracia por un sistema totalitario.
Entonces llegaron las terribles realidades, a la “nacionalización de la estatal petrolera” que solo fue una acto teatral transmitida en vivo por la televisión del estado, siguió la revolución democrática y cultural en el escenario de un cuestionado Congreso Nacional de la Educación representativo de los sectores vinculados al masifascismo y excluyente de todos quienes se atrevían a expresar teorías disidentes y comenzamos cada día a soportar la pesada carga de una política económica oficial que nos obliga a recorrer el camino de la inflación. Entonces como respuesta a esta realidad apostamos por la esperanza y la depositamos en la Asamblea Constituyente y en la ilusión que el andinocentrismo cultural respetaría los resultados del Referéndum sobre Autonomías, pero solo se trato de un sueño efímero que dio lugar a la pesadilla de la violencia desmedida y criminal contra el heroico pueblo de Sucre y la posterior negación arbitraria del derecho de los pueblos del Oriente y Sur por obtener una autonomía departamental, que sustituya a la hegemonización del poder en la ciudad de La Paz principal pilar del andinocentrismo y que desde 1900 no había sido cuestionado al extremo en el que fue cuestionado por diversos sectores de la sociedad boliviana.
Es evidente que el andinocentrismo cultural y el masifascismo a practicado desde su ascensión al poder una política sucesiva del engaño y la mentira, de instrumentalización del odio y de una confrontación permanente para con los departamentos que integran el CONALDE y todo esto refleja nuestra condición de experimento geopolítico del neofascismo en su versión latinoamericana que el Sr. Chávez pretende consolidar en el continente.
Será difícil superar el odio y polarización al nivel de violencia de tipo “bifurcatorio” que es el resultado del andinocentrismo cultural, pero el pueblo boliviano más temprano que tarde comprenderá que tanta violencia y aplicación sistemática del engaño, no son el camino para la construcción de la nación boliviana. La esperanza permanece todavía y es posible incluso que de estas ruinas se levanten los pilares y se construya realmente el pacto social incluyente al que todos aspiramos, pero para que esto suceda es necesario el abandono de la política sucesiva del engaño utilizado de forma permanente por el masifascismo y la derrota en democracia del andinocentrismo cultural que ha fracasado en su intento por silenciar a la Bolivia Democrática, la Bolivia de las Autonomías.

Escrito en Yacuiba, durante el verano del 2008.

1 comentario:

BOLIVIA CONFIDENCIAL dijo...

Esta muy bien pero creo que tienes que escribir mas corto y con puntos y aparte.
Aqui en Bolivia parece que hay una ley literaria que dice que si no escribes largo careces de razòn.
O bien sino hablas mucho ..... lo mismo
Gracias
BUENA IDEA DE TU BLOG